Page 16 - ALL BOYS | HISTORIAS DE MI CLUB
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ALL BOYS | HISTORIAS DE MI CLUB
quier otra realidad o sentimiento? ¡No, no me diga que Boca y River esto, no no no! ¡Le hablo
del sentimiento barrial de un conjunto de miles y poco más! ¡Los millones están en otro lado, no
acá! Por eso digo ahora esto último, cierro con este momento que sacó más lágrimas de las que
pasará mucho tiempo para devolver a mi espíritu. El clásico es el clásico, es el que tiene que
verse la cara contigo todos los años. ¿Me oye? Pues no lo hicimos por más de quince. Quince
años que cambiaron realidad de un lado y del otro pero que, al llegar el día, nada más importó.
La vieja distancia temporal se convirtió en el presente. Fue un día de los grandes, un día para
recordar y sonreír. ¡Sí, ganamos! ¡Y goleamos! ¡Y disfrutamos y cantamos y nos abrazamos
con decenas de amigos y hasta desconocidos! ¡Nos fuimos por la avenida de nuestro estadio
cantando, tal como llegamos, y con el sentimiento del mejor momento y el más imposible ante
nosotros, en nuestras manos, en nuestros cinco gritos de gol! ¡Fue un día para compartir con
aquellos que sienten lo mismo! Y valió la pena. ¿Le parece curioso que un partido tan increíble
haya logrado con tantos lo que le digo que tan fácil es? ¡Sí, lloramos! ¡Lloramos de la alegría y
de la emoción! ¿Y sabe qué? Me siento orgulloso de haberlo hecho. No por el hecho de llorar en
sí mismo, no por eso, sino por sentir de verdad lo que tanto bien me hace y aquello por lo que,
al disfrutar, disfruto el doble, y al sufrir… otro tanto, pero con el corazón tranquilo de mi lealtad.
Por eso le repito: ¡llámeme loco, piense que absurdo es lo mío y no su aburrida razón, váyase
contento con su criterio de la pasión que yo me quedaré con el mío, lo compartiré con mis
amigos y conocidos de la Chivilcoy y gritaré a todos aquellos que me desafíen a tentarlos…!
¡Díganme loco!
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quier otra realidad o sentimiento? ¡No, no me diga que Boca y River esto, no no no! ¡Le hablo
del sentimiento barrial de un conjunto de miles y poco más! ¡Los millones están en otro lado, no
acá! Por eso digo ahora esto último, cierro con este momento que sacó más lágrimas de las que
pasará mucho tiempo para devolver a mi espíritu. El clásico es el clásico, es el que tiene que
verse la cara contigo todos los años. ¿Me oye? Pues no lo hicimos por más de quince. Quince
años que cambiaron realidad de un lado y del otro pero que, al llegar el día, nada más importó.
La vieja distancia temporal se convirtió en el presente. Fue un día de los grandes, un día para
recordar y sonreír. ¡Sí, ganamos! ¡Y goleamos! ¡Y disfrutamos y cantamos y nos abrazamos
con decenas de amigos y hasta desconocidos! ¡Nos fuimos por la avenida de nuestro estadio
cantando, tal como llegamos, y con el sentimiento del mejor momento y el más imposible ante
nosotros, en nuestras manos, en nuestros cinco gritos de gol! ¡Fue un día para compartir con
aquellos que sienten lo mismo! Y valió la pena. ¿Le parece curioso que un partido tan increíble
haya logrado con tantos lo que le digo que tan fácil es? ¡Sí, lloramos! ¡Lloramos de la alegría y
de la emoción! ¿Y sabe qué? Me siento orgulloso de haberlo hecho. No por el hecho de llorar en
sí mismo, no por eso, sino por sentir de verdad lo que tanto bien me hace y aquello por lo que,
al disfrutar, disfruto el doble, y al sufrir… otro tanto, pero con el corazón tranquilo de mi lealtad.
Por eso le repito: ¡llámeme loco, piense que absurdo es lo mío y no su aburrida razón, váyase
contento con su criterio de la pasión que yo me quedaré con el mío, lo compartiré con mis
amigos y conocidos de la Chivilcoy y gritaré a todos aquellos que me desafíen a tentarlos…!
¡Díganme loco!
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