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SUEÑOS DE CAMPEON | Xavier Ignacio Pérez Adamo

-Si Dami, es tu sueño. Pediste verlos felices a tus papis y eso está pasando –le contesto una voz
que no llego a ver desde donde venía.
Dami miro a su papá y su mamá, los abrazó muy fuerte y les dijo:
-Vamos entonces
La lluvia era cada vez más intensa, estaban entrando a la cancha cuando Patricio, su papá, le dio
la mitad de la entrada que acababan de cortarle en la puerta y le dijo: “Guardala hijo, hoy va a
ser el día más feliz de tu vida”. A medida que pasaban los minutos ya no importaba el agua que
caía, estaban empapados pero felices viendo como entraban a la cancha jugadores de All Boys
de los que él ni sabía sus nombres. Era hermoso ver ahí a toda esa gente tan feliz, sobre todo a
sus papis, era algo totalmente distinto a lo último que había visto en su casa antes de dormirse,
y eso lo ponía muy contento.
Un grito de gol, después otro y otro más, y la gente abrazándose bajo un diluvio, y una bandera
gigante que le tapaba la visión mientras bajaba por la tribuna. Cuando el árbitro anunció que el
partido había terminado todo era perfecto. Miró a su papá abrazando a su mamá, sonriendo y
llorando, pero esta vez de felicidad. All Boys había ascendido y estaba en primera, y como le
dijo su papá jugaría con Boca y River.
De repente, volvía a escuchar ese grito que lo había hecho sacudirse la panza de su madre
apenas unas horas antes de nacer:
-Dale campeón, dale campeón, dale campe… Vamos Dami, arriba que hay que desayunar –in-
terrumpió el sueño su papá.
El miró a su alrededor y entendió que estaba en su cuarto, ya no veía toda esa gente cantando
a su lado, ya su papá no tenía esa sonrisa. Había sido solo un sueño, hermoso pero irreal como
todo sueño, algo que probablemente nunca ocurriría.
Bajó sus pies de su cama, refregó sus ojos y buscó en su silla esa que era su ropa preferida,
el jogging de All Boys. Pero algo extraño estaba sucediendo, el jogging estaba totalmente
empapado, al igual que sus zapatillas. Sorprendido, metió su pequeña mano en el bolsillo del
jogging y allí estaba, su media entrada, esa que su papá le había dado en el sueño. La tomó y
salió corriendo a la cocina, se la dio a sus papis, y les dijo muy sonriente:
-tuve un hermoso sueño, un sueño de campeón, hoy no lo van a entender, pero guarden esto
muy bien, porque ese día será el más feliz de sus vidas.

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