Page 27 - ALL BOYS | HISTORIAS DE MI CLUB
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EL PACTO | Agustín Juan Sidoti
podía despertarme, era su momento. Era ella y el misterio, su caminata firme y segura, la deli-
cadeza para pactar silencio con el picaporte y llegar a la oscuridad de mi cuarto. Acercarse con
su compañía, hacerse sentir. Verme a mí y solo a mí, abstrayéndose del resto., bajándose del
mundo por un momento y acompañándome en mi planeta tan redondo como el suyo. Por eso
no me sorprendió cuando a pesar del calor, producto de su manipulación del aire, me cubrió
con mis sabanas. Era su forma de protegerme. Por eso no me sorprendió cuando no me retó
por dormir con los botines, era su complicidad.
Se fue como llegó, con su silencio protagonista. Fue su manera de compartir la final de maña-
na. La que no puede ver por su trabajo, la que nunca tendrá presente en imágenes pero no hace
falta, mañana se la voy a contar y ojalá sea con la medalla sobre mi pecho.
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podía despertarme, era su momento. Era ella y el misterio, su caminata firme y segura, la deli-
cadeza para pactar silencio con el picaporte y llegar a la oscuridad de mi cuarto. Acercarse con
su compañía, hacerse sentir. Verme a mí y solo a mí, abstrayéndose del resto., bajándose del
mundo por un momento y acompañándome en mi planeta tan redondo como el suyo. Por eso
no me sorprendió cuando a pesar del calor, producto de su manipulación del aire, me cubrió
con mis sabanas. Era su forma de protegerme. Por eso no me sorprendió cuando no me retó
por dormir con los botines, era su complicidad.
Se fue como llegó, con su silencio protagonista. Fue su manera de compartir la final de maña-
na. La que no puede ver por su trabajo, la que nunca tendrá presente en imágenes pero no hace
falta, mañana se la voy a contar y ojalá sea con la medalla sobre mi pecho.
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