Pablo De Nicola, ex arquero de All Boys, que festejó un gol en el Superclásico del Ascenso dialogó con el Departamento de Prensa.
Arrancaba abril del 2000. El club no transitaba por su mejor momento. De hecho, unos meses después la faja de clausura sobre la puerta de la calle Mercedes dio paso a uno de los episodios más tristes de la historia.
En lo futbolístico, el equipo tampoco andaba bien. Mejor dicho, a los tumbos venía. El experimento afiebrado de designar como DT a Orestes Katorosz (más allá de que sus resultados fueron mejores que los de otro entrenador más avezado) ya había dejado sus secuelas. De hecho, el excéntrico periodista, relacionista público o traductor (nótese que jamás lo identificamos como técnico de fútbol) se había ido en conflicto con sus colaboradores directos, a menos de 72 horas del comienzo del clásico en Mataderos. Entonces, uno de sus ayudantes, Néstor Sánchez tomó la conducción del equipo.
Chicago, que tampoco gozaba de un momento festivo por esos días del almanaque, asumió la iniciativa de un discreto derby barrial y se puso en ventaja a los 17m. del segundo tiempo, cuando poco pasaba. El defensor René Kloker, sumado al ataque, aprovechó un rebote y mandó la pelota al fondo del arco.
All Boys buscó reaccionar y cuando se cumplía el minuto 29 en el reloj partió un pelotazo largo de Fernando Batista hacia el juvenil goleador Facundo Diz. El defensor ‘verdinegro’ Gabriel Casas lo cruzó en forma imprudente en el área y al juez Carlos García no le quedó otra que sancionar el penal.
“Cuando veo que (el árbitro) marca el penal salgo despedido del arco y le pregunto al ‘Bocha’ (Fernando Batista) si había alguien designado. Y entonces se me ocurrió que podía patearlo” relató Pablo De Nicola, guardavallas del ‘Albo’ por esos días.
-¿Habías pateado algún penal anteriormente?
–“No, nunca, pero me tenía una fe bárbara y casi que se lo saqué de los pies a (Julio) Laffatigue que también esperaba para patearlo”.
Entonces, a pesar de la resistencia de sus compañeros, el entonces arquero tomó la pelota, la acomodó y remató. El fuerte disparo no pudo ser controlado por Flavio Frangella y se tradujo en el 1-1 que festejó la tribuna visitante en el República de Mataderos.
“No sabía ni cómo festejarlo. Me tiré en vuelta carnero, se me vinieron mis compañeros encima, me abrazaron. Quería seguir en el piso pero después me acordé que me tenía que ir al otro arco a atajar”, recordó el también ex guardavallas de Villa Dálmine, hoy con 39 años.
“Fue el único clásico con Chicago que jugué. Y la gente me lo recuerda mucho también. Estuve de suplente en otros dos (uno de ellos el fantástico 3-0 con los tres de Gabriel Bordi), pero ese lo tengo grabado en la cabeza”, evocó el hoy empleado de una empresa cervecera.
“La semana previa, más allá de los problemas que atravesaba el club, estuvo cargada de ansiedad. La gente de All Boys espera mucho ese partido y nos lo hizo saber en la cancha cuando entrenábamos, en la calle, en el barrio. El clásico es con Chicago, no con Atlanta o Chacarita”, narró De Nicola, quien todavía se ilusiona con volver a sentir el reconocimiento del hincha del ‘Blanco y Negro’
“Me gustaría jugar aunque sea 10 minutos de un partido, saludar a la gente y listo. Siento que el hincha de All Boys me quiere porque me formé allí y siento al club como mi segunda casa”, reveló el arquero más goleador en la historia del ‘Albo’ (marcó un total de 6 conquistas) que guardó una anécdota para el final
“En marzo pasado, volví a la cancha con unos amigos para el clásico con Chicago. Los dirigentes tuvieron la gentileza de invitarme. Les recomiendo que me guarden una entradita en el próximo partido en Floresta” bromeó De Nicola, recordando el histórico 5-2 del pasado campeonato de la B Nacional.
GOL DE PABLO DE NICOLA