Demian García nació el 12 de abril de 1983 en el barrio porteño de Floresta y es hincha de All Boys. La primera vez que pisó un gimnasio fue a los 14 años cuando su mejor amigo, Maxi, lo había llevado a entrenar al Tauro Box, un gimnasio de boxeo ubicado en Flores. Allí se formó como boxeador, comprendió la esencia del deporte y decidió dedicarse al boxeo, que hoy es su herramienta de trabajo y estilo de vida.
Tras una larga trayectoria dentro del deporte y con muchas experiencias en distintos gimnasios como competidor y entrenador, Demian, cumplió el sueño en el 2017 de formar su propia escuela de boxeo, Acoyte Boxing Club, ubicada en el barrio de Caballito. Pero a esa lista de sueños por cumplir de Demian García todavía le faltaban tildar algunos objetivos, uno de esos era ser el entrenador de boxeo del Club Atlético All Boys.
Finalmente ese objetivo lo cumplió, ya que en mayo de 2019, Demian, se convirtió en el flamante entrenador de boxeo del club tras un llamado telefónico que había recibido de parte de Juan Pablo “El Molo” González, referente de las Artes Marciales Mixtas en All Boys y en la Argentina. El Molo le comentó que estaba buscando un profesor de boxeo con experiencia para All Boys, que sea hincha del club y de Floresta. Sin dudas la persona que cumplía con esas condiciones era Demian García.
Demian y Juan Pablo se reunieron, hablaron sobre el proyecto boxistico que tenía cada uno y en seguida se pusieron de acuerdo. “Cuando me ofreció la oportunidad, jamás dudé en aceptarla”, declaró el profesor de boxeo de All Boys durante la conversación. Demian García también expresó: “Esto no es por dinero, es por amor. Me despierta sensaciones muy particulares trabajar debajo de la tribuna que estuve por tantos años y aún estoy”.
Aparte el técnico de boxeo del club contó sobre la situación actual de la disciplina, proyectos a corto y largo plazo, como se están manejando durante la cuarentena, el interesante rol que cumple el boxeo como herramienta social para rescatar a pibes y pibas de la calle y muchas cosas más.
-¿Cómo están entrenando durante la cuarentena?
-DG: A penas decretaron la cuarentena estricta armé un grupo de WhatsApp en el que le pasaba a los alumnos y alumnas rutinas diarias. En principio lo había pensado como para que todos tengan algo para hacer, pero después empezó a correr el tiempo, esas rutinas por WhatsApp ya no alcanzaban y empecé a armar charlas por Google Meet. En esas charlas los hacía hablar a todos y todas para que cuenten cómo estaban atravesando la cuarentena en cuanto a sus entrenamientos. Porque pasó que varios se habían empezado a desordenar con los horarios, las comidas y eso les repercutía en el rendimiento a la hora de entrenar. El objetivo de esas reuniones fue que todos y todas se dieran cuenta que están en la misma situación y que entiendan que esto se debe a que no estamos entrenando en el club, que no tienen a sus compañeros y compañeras y que tampoco están los profes que los exigen para que den un poco más. De esta manera les hicimos saber que estamos a su disposición y los alentamos a entrenar. Aparte cuando uno termina de entrenar nunca se arrepiente, al contrario, te sentís mejor, porque esto más allá de lo deportivo es una cuestión de salud.
-¿Se pudieron adaptar a esta modalidad virtual de entrenamiento?
-DG: Como te dije antes, hubo un plan de incentivación por nuestra parte para que los pibes y las pibas se engancharan con las clases virtuales. Inclusive ni siquiera yo tenía idea de cómo iba a ser esto, a mi me parecía muy raro pensar en dar clases a través de una cámara web, pero nos fuimos adaptando y la adoptamos como una nueva forma de entrenamiento durante todo el tiempo que dure este proceso.
-¿Las rutinas de entrenamiento son iguales para todos y todas?
-DG: Nosotros solemos trabajar por niveles e intensidades. En el club capaz tenés nenes chiquitos, grupos de jóvenes o gente más grande, entonces manejamos distintas alternativas de entrenamiento. También tenemos chicos que son profesionales o que ya compiten en amateur y les damos trabajos más específicos. Ahora durante las clases virtuales hacemos un entrenamiento general para todos y todas y cada uno lo va llevando al ritmo que puede. Porque no es lo mismo entrenar desde tu casa que en el club, capaz uno tiene ganas de arrancar a entrenar, descargar todo y te terminás lastimando.
-Aparte de entrenar a los alumnos y alumnas físicamente, ¿También los acompañan en lo psicológico?
-DG: Si, nosotros tenemos un lema que dice: “No es solo boxeo”. Esto que te digo habla justamente de estar presente en muchos aspectos de la vida de nuestros boxeadores y boxeadoras. Tenemos pibes que ya compiten u otros que practican recreativamente y nos gusta estarles encima, aconsejarlos para que estudien y terminen el colegio o enderezarlos cuando nos enteramos que se mandan alguna macana. Pero esto que hacemos es siempre de corazón, de la mejor manera y los chicos y las chicas lo terminan entendiendo porque saben que nos gusta ese estilo para transmitir el boxeo. Aparte a mi me da más ganas de enseñar de esa forma porque generas una empatía con el alumno o la alumna y eso hace que se comprometan con el proyecto.
-La FAB ya presentó un protocolo para volver a los entrenamientos, ¿Cómo viene ese tema?
-DG: El protocolo se presentó, se aprobó y en estos días podría haber algunas modificaciones. La idea es que sea igual para todo el país. El protocolo se basó en entidades de todo el mundo y en el armado del mismo participaron expertos en distintas materias. La base general del protocolo son cosas lógicas y muy aplicables acá, pero después cada gimnasio tendrá que ver cómo lo adapta a su realidad.
-¿Cómo fueron tus inicios en el boxeo?
-DG: La primera vez que pisé un gimnasio de boxeo tenía 14 años. Me llevó mi mejor amigo, Maxi, que ya no está entre nosotros. El gimnasio se llamaba Tauro Box, un gimnasio cien por ciento competitivo que estaba en Flores, ahí me formé, entrené seis o siete años y después por una cuestión de recursos y que los técnicos que teníamos ya estaban grandes el gimnasio tuvo que cerrar. Después pasé por varios gimnasios, estuve en el Almagro Boxing Club, en el Club de la Pelea, en el Legendario Box y en el Evander Gym que ahí también fui profesor.
-¿Por qué arrancaste con el boxeo?
-DG: En su momento arranqué porque me llevó Maxi, mi amigo. Éramos chicos, un poco revoltosos y arrancamos boxeo un poco por ese lado. Hasta que a medida que fue pasando el tiempo entendí la verdadera esencia del deporte y hoy en día el boxeo es mi trabajo y mi vida.
-¿Cómo y cuando llegaste al club con el boxeo?
-DG: Yo llegué a All Boys en mayo de 2019. Me llamó El Molo que ya tenía referencia mía por ser del club y porque tenía contacto con algunos de los boxeadores profesionales y amateurs que yo entrenaba. Cuando nos pusimos en contacto el me dijo que quería a alguien del club y del barrio para la actividad, yo le conté el proyecto que tenía pensado y en seguida nos pusimos de acuerdo. Cuando me ofreció la oportunidad jamás dudé en aceptarla, lo único que no sabía como iba a hacer era con el tema de los horarios, porque yo también tengo mi escuela de boxeo y se me superponían los tiempos, pero me reorganicé para poder estar presente en los dos gimnasios.
-¿Cómo está conformado el equipo?
-DG: En el club estamos Hernán Cardillo y yo. Hernán es un boxeador amateur muy experimentado que está muy cerca de convertirse en profesional. Lo elegí a Hernán porque nos complementamos bien, es muy responsable, sabe como laburo, es un pibe de Floresta de toda la vida y los chicos y las chicas le tienen un gran aprecio. Para mí es muy importante tener a alguien que respete la misma línea de trabajo que tengo yo y que tenga la identidad del barrio.
-¿Cuántos alumnos y alumnas tienen a cargo?
-DG: Tuvimos un pico de 30 alumnos y alumnas, o sea a gimnasio lleno. Entre diciembre y enero hubo un pequeño descenso producto de las fiestas y las vacaciones, pero a fin de febrero ya se había vuelto a reactivar y lamentablemente nos agarró la cuarentena.
-¿Qué significa representar a All Boys en la disciplina que tanto amas?
-DG: Es la fusión de mis dos pasiones que son las que más me identifican a mi, el que no me conoce por All Boys, me conoce por el boxeo. Esto que hago en el club no es por dinero, es por amor. Me despierta sensaciones muy particulares trabajar debajo de la tribuna que estuve por tantos años y aún estoy. Estar ahí es muy agradable, me encanta que estén los chicos y las chicas de todos los lugares del barrio y poder fomentar el boxeo en el club. He colaborado con el club en un montón de acciones y campañas junto con la gente de El Campito, que es mi grupo de amigos y bastante activo es en el club, pero yo creo que desde el lugar que más puedo ayudar es sin lugar a dudas en esta actividad.
-¿En qué torneos participó el boxeo de All Boys desde que estás en el club?
-DG: Yo tengo una forma de trabajo en la cual hay un proceso de formación y de etapas que no me gusta que los chicos se salteen para que las cosas salgan bien. A fin del año pasado nos habíamos presentado en La Liga Metropolitana de Boxeo, que es el torneo más importante que existe a nivel nacional, también hicimos exhibiciones, para que los chicos se vayan fogueando previamente a su primer pelea con licencia, y torneos de barrio con otros clubes.
-¿Hubo crecimiento en la disciplina desde que estás vos en el club?
-DG: Cuando yo llegué había un alumno del Molo que le estaba dando una mano con las clases de boxeo y en total éramos cuatro contando al otro profe y a mi. Por suerte de a poquito la actividad empezó a crecer, la gente se empezó a acercar, tuvimos jornadas a gimnasio lleno y ya estamos formando a tres chicos del club con línea competitiva.
-Contale a la gente sobre el boxeo como herramienta social para rescatar a pibes y pibas de la calle
-DG: Te lo digo por experiencia personal, yo trabajé en programas de boxeo solidario y le hemos cambiado la vida a personas que se dedicaban a otras cosas. No es fácil lograr eso, pero lo que yo he visto eran casos extremos y si funcionó con esas personas puede funcionar con cualquiera. Es muy fuerte cuando los chicos te reconocen la ayuda que les diste y ahí te das cuenta que todo valió la pena. Yo digo que podemos ayudar a cien personas, pero con cambiarle la vida a una ya valió la pena. Si es a más de una, mucho mejor. Los chicos y las chicas también descubren el boxeo como herramienta de terapia para salir de esos lugares que los agobian y que están incómodos. A veces pasa que voy a ayudar a algún barrio popular y más o menos sé con lo que me voy a encontrar, pero también pasa en clubes de barrio, que tenés casos camuflados y te vas enterando con el tiempo a medida que vas ayudando a esa persona.
-¿Te gustaría aplicar esos programas de boxeo solidario en el club?
-DG: Si, lo que pasa es que esto se aplica por decantación. Yo no creo en un espacio diferente para personas con este tipo de problemáticas. El espacio es uno solo y las puertas se las abrimos a todos y todas. La idea es que podamos convivir todos juntos, que entre compañeros se ayuden y se usen de ejemplo para mejorar. A mi si me viene cualquier pibe o piba que no puede pagar una cuota, pero que necesita el espacio, no hay nada que hablar conmigo, que venga todos los días porque yo las puertas del gimnasio no se las cierro a nadie. Esa es la verdadera función del club, está más claro que nunca con lo que está pasando ahora en All Boys y en el barrio con las ollas populares y todas las campañas sociales que se están haciendo.
-¿Qué objetivos tenés para la disciplina dentro del club?
-DG: El primero y principal es brindarle a los chicos y las chicas un espacio de contención en el club, yo siempre digo una hora más en el gimnasio es una hora menos en la calle. Con respecto a la parte recreativa a lo que más apunto es que la gente se saque de la cabeza el prejuicio de venir a entrenar al club. Que se animen y que vengan, se van a sentir cómodos, les va a gustar y no se van a arrepentir. Porque las personas que vienen a entrenar no se arrepienten, al contrario, terminan contentos. Aparte si sos hincha de All Boys, sos socio, vivís en Floresta y te gusta el boxeo, ¡VENI A ENTRENAR AL CLUB!, está garantizado el buen ambiente, somos todos compañeros y lo único que importa es que vamos a hacer boxeo. En cuanto a lo competitivo la idea este año era empezar a trabajar en las licencias, siempre respetando el proceso de formación, porque los chicos venían sumando bastante experiencia, pero nos cortó la pandemia. Igualmente no pasa nada, se retrasará un poquito más, pero estamos encaminados. Una vez que se completa el proceso de formación y los chicos tienen su licencia, la idea es que empiecen a competir. Después es un efecto dominó, cuando ya metes un par de competitivos, empieza el semillero. La idea también es traer festivales de boxeo al club y tener boxeadores que nos representen, yo lo imagino así y se que así va a ser. Después en dos o tres años si los chicos tuvieron constancia, las cosas salen bien y de 10 o 15 boxeadores amateurs podemos proyectar al menos tres o cuatro profesionales ya empezarían a venir festivales más importantes y tendríamos otra exposición.
-¿Qué valores intentas transmitirle a tu alumnado?
-DG: El compañerismo y el respeto son dos valores básicos que no se negocian en un gimnasio de boxeo. Aparte intento hacerles entender que es una manera de mejorar su calidad de vida, que es un momento propio que uno se toma y que te desenchufa de todo.
-¿Para qué público está apuntado el boxeo en All Boys?
-DG: Yo siempre hago hincapié de que el boxeo en el club es para gente de cualquier edad. Son clases mixtas, hay nenes chiquitos y también personas grandes. He tenido alumnos desde nueve o diez años hasta muchachos de cincuenta y pico.
-¿En qué parte está ubicado el gimnasio de boxeo y que días entrenan?
-DG: El gimnasio está ubicado en Chivilcoy 1950, portón 11, subiendo las escaleras. Hasta marzo estábamos con clases los días Lunes, Miércoles y Viernes de 18.30 a 20hs.